Las fichas, sus movimientos y el Jaque-Mate

Quizá el título podría dar a entender, que este espacio está dedicado al Ajedrez. Nada más lejos de la realidad, pero este famoso juego, el Ajedrez, es quizá lo más parecido que tenemos a nuestra propia vida; que consiste en colocar las piezas, moverlas estratégicamente, y realizar los movimientos puntuales para alcanzar siempre el mismo objetivo, el Jaque-Mate al Rey.

Pero para entender el gran juego de la vida, últimamente he tenido la necesidad de acudir al diccionario para definir un poco los conceptos que rondaban mi mente. Los expongo para entendernos todos en un mismo lenguaje:

- Vitalicio: Dicho de un cargo, de una merced, de una renta, etc.: Que duran desde que se obtienen hasta el fin de la vida.
- Renovación: Acción y efecto de renovar.
- Renovar: Hacer como de nuevo algo, o volverlo a su primer estado. Remudar, poner de nuevo o reemplazar algo. Sustituir una cosa vieja, o que ya ha servido, por otra nueva de la misma clase. Dar nueva energía a algo, transformarlo.
- Cacique: Persona que en un pueblo o comarca ejerce excesiva influencia en asuntos políticos.
- Íntegro: Dicho de una persona: Recta, proba, intachable.

Ya tenemos definidos los conceptos, ya podemos pensar con claridad. Dicho esto, ahora lo único que tengo que hacer es ayudarte a visualizar las fichas para empezar a contarles como se han movido dichas fichas antes de la inscripción de candidatos para las elecciones en Yanahuara.

Cuando tenemos que hablar de Renovación, evidentemente, el concepto que se nos viene a la cabeza es el de sustitución; vamos a cambiar una cosa vieja por otra nueva.

Algunos veteranos en este territorio, comanche,  creen estar en la verdad absoluta cuando hablan de política y creen que todo el mundo que les rodea es suyo. Y no se dan cuenta, que han cumplido su ciclo.

Renovación, ¿tanto miedo provoca? permitir a las próximas generaciones de jovenes y no tan jovenes tomar las riendas de un nuevo proyecto, adaptarlo a la realidad actual y dotarlo de una energía renovadora que haga posible los cambios necesarios adaptando así nuestra sociedad al futuro.

Pero claro, ahora entran en juego las bajezas más naturales del ser humano. Aquí en Yanahuara tenemos dos bien definidas, los caciques y los vitalicios. Que hacen hasta lo imposible porque no participemos de la fiesta democrática.
Para los caciques, quizá lo peor no sea serlo, sino no reconocer que lo son. Aquellas personas que alardean de su capacidad de información, de su influencia, de sus “amigos, amigas, familiares, conocidos y contactos”, esos son los peores caciques. Aquellos que creen que por haber trabajado su red social dentro del aparato estatal, tienen “derecho” a esos privilegios.

Los vitalicios, son aquellos que se dan cuenta de su situación, y se aprovechan bañando su asiento con pegamento para no levantarse de ellos jamás. Un vitalicio, no sólo reconoce que quiere y tiene que mantenerse en ese puesto que le pertenece de por vida, sino que mediante la destrucción, coacción y tergiversación se hace ver como imprescindible para cualquier futuro posible.

Lo más importante es reconocer las dos líneas, los primeros, los caciques, que son las figuras y segundo los listos, son los vitalicios, los peones. Y entre ellos se encuentra el Rey, que es el buen gestor. Aquel que sabe manejar las influencias y los contactos, aquel que reconoce su posición, la quiere mantener, y además los caciques le apoyan. Pero cuidado, porque de todo el tablero, la más peligrosa es la Reina.

Frente a estas dos posturas, lo único que nos queda hacer son dos cosas, paciencia y mucha picardía. Nuestro trabajo, diseñar la estrategia y colocar nuestras piezas donde deben estar. Frente al buen gestor, sólo queda una sutil inteligencia. Esperar y encontrar el hueco del despiste para asestar la movida definitiva.

Por otro lado, nuestra arma más efectiva es la integridad. Esos valores que nos hacen únicos, que nos dan fuerza para resistir, que le dan a una persona el valor para defenderse.

La historia nos ha dado una oportunidad a los jóvenes y no tan jóvenes, íntegros todos, para cambiar las formas, los conceptos, las ideas y el futuro.

Declinar nunca.
Renunciar es un suicidio.
Si pueden que nos saquen del juego.

Unamuno dijo que “el progreso consiste en renovarse”, ahí queda el Jaque-Mate.

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